Tanto vendí este libro, tanto me lo recomendaron que llegó el día que lo leí. Las comparaciones son odiosas pero se puede decir que este libro es a la obra de Victor Frankl, lo que el Manifiesto comunista es a la obra de Marx.
Por un lado un testimonio del Holocausto contado desde una perspectiva vivencial pero con la perspectiva de un psicólogo. Ese combo es muy interesante porque sintetiza aspectos cotidianos  de la vida en el campo con un análisis de la mente de los protagonistas.
Por otro lado, sobre el final del libro, Frankl nos habla de su enfoque terapéutico, la logoterapia, y explica de forma clara lo fundamental.
Ya sea por el testimonio del sobreviviente o por el análisis del profesional el libro atrapa, conmueve e interpela